¡Adiposidad del músculo esquelético,
disfunción microvascular coronaria y
resultados cardiovasculares adversos!

El Índice de Masa Corporal (IMC), no refleja con exactitud
el riesgo de enfermedad cardiovascular

Enero 31 de 2025

El sobrepeso y la obesidad afectan a más del 71% de los adultos en EE. UU. y representan un riesgo importante para la salud. La obesidad (IMC ≥ 30 kg/m²) está relacionada con enfermedades cardiovasculares (ECV), reducción de la esperanza de vida y cambios negativos en el corazón y los vasos sanguíneos.

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Aunque el IMC es una referencia común, no refleja el riesgo individual de ECV, por lo que es necesario utilizar otras herramientas, como por ejemplo, la tomografía computarizada (TC), para evaluar la composición corporal y diferenciar entre grasa y músculo. Lo anterior según un artículo del European Heart Journal, del 20 de enero de 2025.

La grasa intermuscular es un tipo de grasa corporal que se encuentra entre las fibras de los músculos. La infiltración de grasa del músculo esquelético (SM), o tejido adiposo intermuscular (IMAT en inglés), refleja la calidad muscular y se asocia con la inflamación, un determinante clave en la enfermedad cardiometabólica.

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La grasa intermuscular (IMAT), que en otras palabras es un tipo de grasa dentro del músculo esquelético que varía entre personas y se asocia con resistencia a la insulina y diabetes tipo 2. A diferencia de la grasa en la carne de consumo, la IMAT en humanos tiene propiedades inflamatorias que pueden afectar la función metabólica y la salud muscular. Aunque su relación con las ECV no se conoce completamente, se ha identificado como un posible factor de riesgo.

La disfunción microvascular coronaria (CMD en inglés) es una condición en la que el flujo sanguíneo al corazón está reducido, a pesar de que las arterias principales parecen normales. Se puede medir con tomografía por emisión de positrones (PET) y se ha vinculado con la obesidad, insuficiencia cardíaca, infarto y mortalidad. Además, la CMD se asocia con inflamación y rigidez en el corazón, incluso en personas sin factores de riesgo convencionales.

Se ha observado que la CMD es común en personas con obesidad y que su gravedad aumenta con el IMC, lo que la convierte en un mejor indicador del riesgo de ECV que el propio IMC. Sin embargo, la cantidad y calidad del músculo esquelético también podrían influir en este riesgo, lo que sugiere que es necesario evaluar más factores además del peso corporal.

Dado que el IMC tiene limitaciones para predecir ECV, los investigadores plantean que la IMAT y la cantidad de músculo esquelético podrían afectar la CMD y el riesgo cardiovascular de forma independiente a la obesidad. Evaluar estos factores podría mejorar la detección de riesgos y guiar mejores estrategias de prevención y tratamiento.